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159. Roca de la eternidad
Roca de la eternidad, fuiste abierta tú por mí; se mi
escondedero fiel, paz encuentro solo en ti: rico,
limpio manantial, en el cual lavado fui.
II
Aunque sea siempre fiel, aunque llore sin cesar, del
pecado no podré justificación lograr; sólo en ti
teniendo fe sobre el mal podré triunfar
III
Mientras haya de vivir, y al instante de expirar;
cuando vaya a responder en tu augusto tribunal,
se mi escondedero fiel, roca de la eternidad,
Amén.
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