Al trono majestuoso del Dios de potestad, humildes vuestra frente, naciones inclinad. El es el ser supremo, de todo es el Señor, y nada al fin resiste a Dios el Hacedor.
II
Del polvo de la tierra su mano nos formó, y nos donó la vida su aliento creador; después, al vernos ciegos, caídos en error, cual Padre al Hijo amado salud nos proveyó.
III
La gratitud sincera nos dictará el cantar, y en tiernos dulces sones al cielo subirá; con los celestes himnos cantados a Jehová, la armónica alabanza doquier resonará.
IV
Señor, a tu Palabra sujeto el mundo está, y del mortal perecen la astucia y la maldad; después de haber cesado los siglos de correr, tu amor, verdad y Gloria han de permanecer.