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299. ¡Oh Mí Dios, Oh Rey Eterno!
¡Oh mi Dios, Oh Rey eterno! Tu poder se extenderá; en los cielos y en la tierra para siempre reinarás. A sus hijos, a sus hijos Dios la vida eterna da.
II
“Admirable, Consejero, Príncipe de paz”, vendrás: a los pueblos de la tierra tu evangelio llenará; y las islas, y las tu perenne luz verán.
III
Ved la luz que se levanta sobre toda la nación; “Id y doctrinad”, tú dices, y tus siervos van doquier predicando, predicando tu gloriosa Salvación.
IV
Tú. ¡Oh Cristo!, nos ayudas; con tu Iglesia siempre estás; sólo en ti, Señor, confiamos, no nos dejes desmayar; tú diriges, tú diriges, y tu reino triunfará.
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