De quién pagó mi redención, podría siempre yo cantar, y con mi voz y corazón su nombre siempre alabar.
II
Por fe en El, el pecador encuentra vida y perdón, y goza en su redentor, de Dios el inefable don.
III
Por redimirnos El sufrió amargas penas y dolor, y por la muerte demostró la plenitud de su Amor.
IV
Oh Salvador, a ti mi voz levantaré con gratitud: a ti, mi Redentor y Dios, autor de vida y salud. Amén.