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GRACIAS A DIOS POR SU ETERNA MISERICORDIA

Estudio del texto básico

1 La cuádruple expresión de gratitud a Dios, Salmo 138:1-3.


Este salmo empieza con un testimonio de gratitud a Dios. Cada versículo agre­ga otra expresión de gratitud. El Salmista es exuberante en sus expresiones de gratitud a Dios por su ayuda.


V. 1. Te doy gracias con todo mi corazón. La idea es de que a Dios hay que dirigirse con absoluta sinceridad (Deut. 4:29). Con esta sinceridad “lo ha­ blarás”. El escritor se acuerda de un momento de necesidad cuando Dios le ha­ bía ayudado y había intervenido en su mundo personal.


Delante de los dioses te cantaré salmos. Los salmos de alabanza son ex­presiones de la profunda gratitud del Salmista. Es como si estuviera en la corte divina del Señor y allí con los seres celestiales, los dioses, canta de su gratitud a Dios y, seguramente, resaltando cuán grande es él. Esta expresión de­ muestra la falta de palabras del ser humano para expresar adecuadamente su concepto de Dios y su gratitud por toda su ayuda.


V. 2. Me postro (arrodillaré) hacia tu santo templo. Ahora la escena se cambia hacia el templo, el centro de la adoración del pueblo judío. Allí el Sal­mista en su profunda gratitud a Dios se postra para alabarle.


Doy gracias a tu nombre por tu misericordia y tu verdad. El nombre de Dios significa él mismo, todo lo que él es. La alabanza se da dentro de las expresiones profundas del pacto. La razón, otra vez, va más allá de las expre­siones sencillas porque has engrandecido tu nombre y tu palabra sobre todas

las cosas. El nombre de Dios era considerado como lo más sagrado, y su pala­bra la expresión de la poderosa acción de Dios. El Salmista en su alabanza magnifica los más altos conceptos que tiene de Dios.


V. 3. Ahora el Salmista menciona su propia situación adorando a Dios y dándole gracias porque cuando lo llamó. Dios respondió y aumentó sus fuer­zas. Ciertamente la verdadera adoración de cualquier persona viene de su pro­pia experiencia y el salmista expresa la verdad que todas las personas que han sido socorrido por Dios pueden decir: “clamé, me respondió, y aumentó mis fuerzas. Pude continuar, pude resolver el problema con la ayuda de Dios".


Estas cuatro frases: te doy gracias, te cantaré, me postro, doy gracias de­muestran claramente el deseo del Salmista de expresar, en todas las formas que puede encontrar, su profunda gratitud a Dios. Es un ejercicio que vale la pena para todo aquel que siente gratitud con Dios. Es a la vez, una oportuni­dad para ser creativos en buscar nuevas formas para adorar a Dios.


2 La grandeza de Dios atiende al humilde, Salmo 138:4-6.


V. 4. El Salmista convoca al acto de alabanza a todos los reyes del mundo.

Todos alabarán al Señor. La razón es porque han oído de sus palabras, las promesas de Dios. Sabemos que las palabras de Dios son activas, vivas, y van produciendo efecto en todo el mundo. El Salmista prevé un tiempo cuando todos se airodillarán delante del Señor y le llamarán Rey de reyes y Señor de señores. El asunto de la soberanía de Dios es muy importante en el libro de los Salmos. Si los reyes de la tierra reconocen que Dios es superior en sumo grado y se disponen a alabarlo, entonces los súbditos de esos reyes habrán recibido esa influencia y también adorarán al gran Rey.


V. 5. Los reyes cantarán de los caminos de Jehovah. posiblemente de lo

que ha hecho en Israel, sus actos poderosos, porque la gloria de Dios es gran­de. Los reyes reconocerán la magnificencia de Dios, su creación, sus actos po­derosos. Los caminos de Jehovah también pueden referirse a las sendas que ha trazado a través de la historia, sendas que llevan al hombre a encontrarse con él.


V. 6. Este versículo dice la razón por la cual los reyes darán gloria a Dios.

Aunque es Dios, es el más alto, se fija en el humilde y lo atiende. Isaías reite­ra esta idea: Porque así ha dicho el Alto y Sublime, el que habita la eternidad y cuyo nombre es el Santo; Yo habito en las alturas y en santidad; pero estoy con el de espíritu contrito y humillado, para vivificar el espíritu de los humil­des y para vivificar el corazón de los oprimidos" (Isa. 57:15). La historia de Israel, el testimonio a las naciones, es que el Alto Dios ama al humilde y lo atiende.


Se ve la difciencia entre el trato de Dios con los humildes y con los altivos.

Mira al humilde, responde a sus necesidades, pero reconoce de lejos a los al­tivos. Son ellos mismos quienes se han apartado de Dios, quienes no quieren demostrar que tienen necesidad de él. La cercanía de Dios, su presencia cons­tante es parte de su amor leal, pero depende de la persona si lo recibirá o no.

A pesar de que Dios es sublime tiene disposición para mirar al que tiene una actitud de humildad, no así a aquellos que lo miran con altivez.


3 El sempiterno amor de Dios está en acción constante, Salmo 138;7, 8.


V. 7. La última estrofa es un testimonio personal. Hay una confianza total en Dios, en su interés, en su diposición para salvarle de cualquier condición, sea angustias personales, frente a la ira de los enemigos, u otra. Aquí hay tres ac­ciones especiales de Dios a su favor: me preservarás la vida (la Versión Po­pular dice “me vivificarás”), extenderás tu mano contra el enemigo, y me sal­vará tu diestra. Estas palabras traen a la memoria el lenguaje del éxodo, así adquieren un significado adicional. El Dios que salvó a Israel, salvará a esta persona también. Otra vez vemos la importancia de traer a la memoria la he­rencia espiritual. Este lenguaje infunde la experiencia actual con el poder de la experiencia anterior.


V. 8. El Salmista está seguro de que Dios cumplirá su propósito en él y esto es lo más grande e importante que su vida necesita. La misericordia, el amor leal de Dios, es para siempre. La última frase de este versículo es una oración pidiendo a Dios que no desampare la obra de sus manos porque él es la obra de su Dios.


Este hermoso Salmo nos ayuda a expresar nuestra gratitud por los múlti­ples actos bondadosos de nuestro Dios. Nos confirma que el amor leal de Dios está actuando a nuestro favor siempre.

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