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UN CORAZÓN TRISTE Y HUMILLADO

Estudio del texto básico

1 El reconocimiento del pecado, Salmo 51:1-3.


Este Salmo penitencial por excelencia refleja la necesidad primaria que el pecador arrepentido tiene del amor misericordioso y perdonador de Dios.


Vv 1 2. Sin la confesión pidiendo el amor, la piedad, la compasión, la ternura dé Dios, su “amor leal” (hesed), no habría esperanza. El Salmista, reconociendo la enormidad de su pecado, pide a Dios: borra mis rebelioneslávame más y más de mi maldad, y ...límpiame de mi pecado. Estas son palabras del culto y contienen todo el simbolismo del poder transformador del perdón.

Para el Salmista su pecado no es una mancha fácil de eliminar, sino tan profunda que solamente la misericordia de Dios puede sacar. El Salmista reconoce que su pecado ha sido múltiple, y usa las tres palabras básicas para el pecado en el Antiguo Testamento: rebelión, maldad y pecado. La idea no es que ha cometido tres pecados, sino que reconoce que el pecado ha penetrado la totalidad de su ser, y busca todas las formas a su disposición para describirlo.


V. 3. David sabe que carece totalmente de bien en sí mismo, el pecado ha penetrado la totalidad de su ser y sus acciones. Está consumido por el reconocimiento de su pecado, no puede apartarlo de su mente.


En los tres versículos que siguen reconoce que el pecado es un problema teológico porque viola la relación del hombre con Dios mismo.


El versículo 5 no condena el sexo, sino que el Salmista declara que su pecado ha penetrado su ser aun hasta el principio de su vida.


2 La petición para la acción purificadera de Dios, 

Salmo 51:7-9.


V. 7. El hisopo era una planta cuyas ramas se usaban en los cultos de purificación. Pensando en esto el Salmista ve la posibilidad de quedar limpio y reno­ vado del pecado por la acción purificadora de Dios.


V. 8. Su pecado ha afectado todo su ser, está abatido. El cuerpo demuestra tanto el efecto del pecado (v. 8b) como el resultado gozoso de la restauración del perdón (8a).


V; 9  La idea de que sus pecados siempre están delante de Dios preocupa al Salmista, y pide que no los mire, que los borre, que no quede nada de ellos. El pecado y la necesidad del perdón han penetrado su ser de tal forma que no puede pensar en otra cosa. La gravedad del pecado demanda múltiples soluciones y así la mente creativa de David va de imagen en imagen procurando encontrar las formas precisas para pedir la acción purificadora de Dios.


3 Una nueva conciencia para un nuevo camino, 

Salmo 51:10-14.


V. 10. El Salmista pide un nuevo corazón, un nuevo principio, un cambio de perspectiva una nueva capacidad para la vida y la felicidad. Dios es el único que puede hacer lo porque para Dios todo es posible. No olvide que en el lenguaje bíblico el corazón tiene que ver con la mente, el poder de la toma de decisiones, la escala de valores.  El cambio que necesita el Salmista es dramático. Solo Dios puede efectuarlo. 


Vv 11, 12. El erudito Walter Brueggemann sugiere que el espíritu es el don de Dios. David lo había recibido al ser escogido por Dios para ser rey de Israel, ahora se ve privado del Espíritu de Dios y lo pide de todo corazón para poder vivir y actuar como el rey escogido por Dios. En 1 Samuel 16:13 se indica como el Espíritu de Jehovah descendió con poder sobre David” cuando había sido ungido rey.


Vv. 13, 14. Al ser perdonado por Dios, renovado en su espíritu, testificará ensenando y cantando de la bondad y la justicia de Dios. La respuesta del Salmista al gozo que se ha infundido en su ser es de testificar de la bondad de Dios. Va a enseñar a otros pecadores los caminos del Señor, y va a cantar de su justicia en los cultos. No es posible recibir un perdón tan grande y guardar silencio de lo que ha pasado. Hay que compartirlo con otros que también necesitan oír y recibir este mensaje. Ha habido un cambio total en David, la petición a Dios de un corazón nuevo ha sido otorgada.


4 La ofrenda y la acción que agradan a Dios, 

salmo 51:15-17.


Estos versículos forman una estrofa y demuestran que el perdón, la alabanza y el testimonio están íntimamente relacionados. Solamente cuando uno ha buscado con el corazón contrito el perdón de sus pecados, se vuelve a experimentar el gozo de la salvación. Es en ese momento que se pueden cantar alabanzas auténticas.


V. 15. El testimonio del Salmista había sido silenciado por su pecado.

Ahora tiene la posibilidad de cantar alabanzas de nuevo por la acción perdonadora de Dios. La alabanza sería vacía sin la relación restaurada por el arrepentimiento y el perdón. Como consecuencia de los graves pecados del adulterio y homicidio, el Salmista no se sentía con la capacidad moral y espiritual para abrir sus labios y proclamar la alabanza a Dios. Se necesita una acción restauradora de perdón y misericordia que sólo Dios puede ejecutar.


Vv. 16, 17. El Salmista reconoce que no hay sacrificio u ofrenda material que pueda ofrecerse para restablecer su relación con Dios si no es acompañado por el sacrificio vivo del corazón contrito y humillado. Esto no es solamente “sentirse mal” por lo que ha hecho, es todo un cambio de perspectiva, un cambio de mente que reconoce el horror de su pecado y su incapacidad para resolverlo.


Es interesante que el sistema de sacrificios que Dios había establecido no incluía sacrificios por el adulterio ni el homicidio. Estos, al ser pecados tan graves contra la comunidad y contra Dios, recibían como consecuencia la muerte. Así la única posibilidad de perdón y restauración era el corazón contrito y humillado frente a la misericordia de Dios. La ofrenda que agrada a Dios es el corazón contrito, la búsqueda del perdón y la renovación del corazón “hecho pedazos”. Al recibirlos puede cantar con nueva vitalidad y transparencia. Algo que Dios no puede rechazar es la actitud de una persona que reconoce que le ha ofendido y que busca humildemente su perdón.

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