1. El Señor siempre está dispuesto a oír, ver y librar a quien viene a él, buscando su ayuda. 

Se presta a ayudarnos, siempre está atento a nuestras peticiones. 

2. La respuesta de la persona tan bendecida debe ser alabanza, gratitud “a toda hora”. 

La gratitud no debe ser “programada", sino espontánea y sincera.

3. Dios participa activamente en la vida de sus seguidores. 

¿Cómo se manifiesta? Librándoles, protegiéndoles, salvándoles, atendiéndoles, ayudándoles a reconstruir su vida y recobrar su esperanza.

Como consecuencia su seguidor debe demostrar fidelidad, rectitud y obediencia a sus mandatos, humildad y disposición de pedir la ayuda de Dios para su vida.

4. La persona que ha recibido tantas bendiciones del Señor responde no solamente con alabanza y gratitud, sino con una vida recta y compro­ metida. 

En esta forma "honran al Señor" con su vida diaria.