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LA DEBILIDAD DEL HOMBRE Y EL PODER DE DIOS
Aplicación del estudio
1. Cada persona debe preguntar con mucha seriedad: “¿En quién o en qué confío yo?” Si es en dinero, prestigio, casas, terrenos, títulos, una profesión o un empleo está en grave peligro.
2. Dios es Espíritu y desea que le adoremos en espíritu y en verdad. No es el lugar; es la manera de adorar a Dios lo que importa (Juan 4:23, 24). No es según nuestro criterio, sino según las instrucciones de Dios.
3. Nadie se salva por ser miembro de una familia o de una religión.
Somos creyentes por nuestra fe personal en Dios y no por la de nuestros parientes.
4. Un día todas nuestras preguntas serán contestadas. Cuando estemos en la presencia del Señor tendremos nuestras dudas resueltas. No habrá nada que quede sin ser aclarado.
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