top of page

ALABANZA POR SU PODER

Estudio panorámico del contexto

A. Fondo histórico: 

El salterio termina con un grupo de salmos de alabanza, himnos usados por los judíos en sus cultos. Son los Salmos 145-150. 

Cada uno resalta una razón por la cual debemos alabar a Dios. Cada salmo de este grupo enfatiza una o más razones para alabarle. Es como si cada uno compitiera con el otro para hacer un llamamiento más poderoso a los demás para adorar a su Dios, exponiendo sus razones para hacerlo. 

      

  La alabanza es un aspecto vital de la vida de la persona que ha decidido ser una fiel seguidora de Dios. Los salmistas buscaban muchas maneras para llamar al pueblo a adorar a Dios. Este grupo de salmos nos revela ejemplos de este esfuerzo. 

     

     Los salmos son respuestas de la comunidad a la iniciativa de Dios en sus vidas y a su favor. El les ha creado, les ha guiado, les ha bendecido, por eso hay que responderle con alegría, con gratitud, alabándole por su persona y por sus obras. 

     

     El momento histórico más grande para el hebreo era su salvación, su liberación de la esclavitud bajo Egipto. Por eso encontramos esta nota que se repite constantemente en los salmos. El hebreo siempre confesaba: “éramos esclavos, pero el poderoso Dios actuó a nuestro beneficio, y nos dio un futuro”. Su alabanza resalta esta experiencia y ha sido repetida y confesada por siglos y siglos hasta hoy. Al repetir o leer estos salmos es como si el hebreo estuviera viviendo aquel momento, y en su identificación con el pasado tiene una experiencia de gratitud en el presente. Su historia es confesional, o sea, ellos reviven su historia, y así su alabanza es aun más profunda y sentida. Es, además, un método didáctico para recordar a las nuevas generaciones los hechos portentosos de Dios en el pasado.


B. Énfasis:

El Salmo 146 es un himno de alabanza a Dios por sus hechos. Otra vez se nota la manera en que el salmista resalta la ternura con que Dios cuida de sus seguidores. Combina los grandes hechos de la creación y la liberación, con muestras de la consideración de Dios por las necesidades personales de cada individuo. No sólo se ocupa de su pueblo como conjunto, sino que se interesa en cada persona que forma ese pueblo.

     

     El Salmo 147 habla de las múltiples maneras en que Dios demuestra su amor por los humildes, y cómo les bendice. Resalta a la vez su predilección por su pueblo, dándole “sus palabras, sus leyes y sus decretos” (v. 19). 

     

     El Salmo 148 invita a todos los seres, humanos y celestiales, aun a los animales, a alabar a Dios por la maravilla de su creación “porque él mandó, y fueron creados. El los estableció para siempre, por la eternidad; les puso ley que no será quebrantada” (vv. 5b, 6). Este no es el único mensaje de este

Salmo. Llama a los miembros de la nación de Israel que han hecho un pacto con Dios a recordar cómo les ha salvado y formado como pueblo, un pueblo especialmente cercano a él. Ahora su responsabilidad es vivir y testificar de tal manera que otros pueblos puedan conocer a Dios y la salvación que él les ofrece. Se nota el propósito misionero de Dios y su plan de usar a su pueblo escogido para realizar este plan.


     El Salmo 149 resalta otro aspecto de la vida nacional del pueblo. Hay que alabarle con alegría por su cuidado y la salvación nacional. Su tono militar y guerrero no debe confundirnos. El Salmista reconoce que es Dios quien les ha dado la victoria. Hay que celebrarlo con alegría y gratitud. Los versículos 6-9 demuestran la doble realidad vivida de Israel en gran parte de su historia: 

1 . alaban a su Dios, el creador y sustentador del pueblo; y 

2. con la espada en la mano están prestos para ejercitar justicia y obtener la victoria que corresponde a este pueblo tan bendecido.


     El Salmo 150 es uno de los más conocidos en el Salterio. En muchos lugares se canta una versión de este Salmo. Es el clímax de esta sección y en verdad. de todo el salterio, sirviendo como doxología final. Se repite la palabra “alaben” o “alabad" diez veces, signo de la perfección buscada por el escritor de este Salmo. Se llama a la congregación a alabarle con todos los instrumentos disponibles en un crescendo de fe y gratitud. La razón para esta masiva expresión de fe y alabanza se encuentra en el v. 2. “¡Alabadle por sus proezas! ¡Alabadle por su inmensa grandeza!” 


     El Salmo 145 es un acróstico que llama a todos a adorar a Dios. Este tipo de poesía era muy apreciado por los hebreos porque era más fácil de recordar. Dado que no existía la página impresa, era de gran valor. Además, los hebreos daban gran importancia al simbolismo de la idea de perfección o totalidad. Su Dios era perfecto, completo no le faltaba nada. Así un acróstico al tener algo para cada letra de su alfabeto era “completo”, un simbolismo altamente apreciado. El acróstico es una composición poética usada como método para recordar fácilmente y de manera atractiva un asunto determinado. 


     Los versículos 10-17 resaltan otra vez la necesidad de hablar de y así alabar a Dios por sus “hechos poderosos”. Combinan con este aspecto de la “grandeza” y el “esplendor” de su reino, la ternura del cuidado bondadoso de Dios. Uno de los versículos más preciosos para muchos es el versículo 14, “Jehovah sostiene a tocios los que caen y levanta a todos los que han sido doblegados.”


     Este Salmo es una de las expresiones más sentidas del pueblo de su confianza en Dios. Se ve esta nota gozosa en la progresión de él. Aun la forma literaria escogida para darnos este mensaje, el acróstico, expresa la idea de plenitud. El mundo está todo ordenado, no falta nada. Hay que adorar a quien ha creado y sustenta este mundo. Este Salmo se considera tan profundo que los hebreos lo usan tres veces al día en su liturgia diaria, y ha sido lomado como ejemplo para el ejercicio de la imitación de Dios. En ningún otro salmo vemos tantas frases que describen la grandeza del Señor. 


     Otra muestra de la importancia de este Salmo en la adoración personal del pueblo es una copia que se encontró en los rollos del mar Muerto. Después de cada versículo se había escrito el siguiente refrán: “Bendecido sea el Señor, y

bendecido sea su nombre por siempre.” Posiblemente usaban este Salmo en los cultos en que un lector o un grupo leía o cantaba el versículo, seguido con el refrán anotado arriba.

somos una iglesia familiar

LOGO MANANTIAL CIRCULO3.png
bottom of page