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Consolación y renovación

Estudio panorámico del contexto

A. FONDO HISTÓRICO:

Los capítulos 40 al 55 constituyen el Libro de Consolación. Muestran a los judíos cautivos en Babilonia que muy pronto Dios va a librarles de su cau­tividad y llevarles a la tierra prometida en un segundo éxodo. El pueblo que había sido llevado en cautiverio por los babilonios y pasó largos años allí.

Babilonia había sido la potencia dominante del Medio Oriente, pero ahora estaba decayendo y un nuevo poder pronto terminará con su dominio.

El libro profetiza que Dios va a levantar a Ciro para librarlos de Babilonia y enviarlos de nuevo a su tierra. Ciro, el rey persa. que había unido a los medos con Persia iba en su marcha de conquista. Cuando conquistó a los babilonios fue recibido en su ciudad con gran aclamación. Entre sus primeros actos como conquistador dio decretos de liberación para los pueblos que habían sido llevados a Babilonia como cautivos. No solamente eso, sino que el gobierno persa iba a ayudarles a regresar a su país de origen y reconstruirlo.

Veremos esto más adelante con el pueblo de Israel en su regreso a Jerusalén y sus esfuerzos de reconstruir la ciudad, incluyendo el templo.

El pueblo en cautiverio estaba totalmente desanimado. La ciudad de Jeru­salén había quedado en ruinas. El territorio a su alrededor estaba escasamente poblado, y los lugares donde antes había viñas y plantaciones estaban aban­donados y llenos de espinos. Pensaban que su Dios ya no era capaz de librar­ los o que les había olvidado por completo.


B. ENFASIS:

La profecía hebrea llega a su clímax en estos capítulos de Isaías 40 al 66.

Son expresiones gozosas de la esperanza y la consolación que Dios está dán­doles. Los días de juicio han pasado. Israel ha sufrido mucho por sus pecados, por haber dejado al Señor y no obedecerle como él esperaba. Pero ahora Dios viene para librarles, para guiarles como “un pastor”, y va a reunirles con su brazo extendido y con mano cariñosa.

Los capítulos 40 al 55 son como una sinfonía. El profeta presenta y desa­rrolla varios temas, los deja un poco de lado, y luego vuelve a repetirlos. Otras veces va entremezclándolos en un crescendo. Especialmente se ve el himno escatológico que celebra la victoria de Dios sobre sus enemigos, y que establece su reino de justicia en el mundo.

La visión de Dios es para la restauración de su pueblo, pero además es para que su nombre pueda ser conocido en toda la tierra y que los pueblos puedan conocerle como su Redentor. “¡Mirad a mí y sed salvos, todos los confines de la tierra! Porque yo soy Dios, y no hay otro” (Isa. 45:22).


El gran Dios Creador de la tierra va a rescatar a su pueblo con poder y con brazo fuerte (Isaías 40).

El no es como los ídolos que no pueden hacer nada, sino que es el Dios incomparable que se acuerda de su pueblo cansado y desanimado y les da nuevas fuerzas para seguir adelante.


A pesar de ser un pueblo muy pequeño en el Medio Oriente, Dios ha esco­gido a los hebreos como sus siervos (Isaías 41).

Los dioses falsos y sus seguidores van a reconocer que el Santo de Israel es el Creador de todo. Dios va a juzgar a todas las naciones, incluyendo a Israel, pero renueva su llamado y apoyo a su pueblo.

somos una iglesia familiar

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