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DIOS DA ESPERANZA A SU PUEBLO

Estudio panorámico del contexto

A. Fondo histórico:

El avance de los ejércitos de Asiria continuó hacia Jerusalén. Los reyes de los pequeños Estados de Damasco y Samaria (Siria e Israel del norte) no pudieron impedir su progreso. El emperador tomó a Damasco en el año 732 a. de J.C. y diez años más tarde Asiria destruyó totalmente a Samaria y deportó a sus habitantes. La ciudad nunca fue reconstruida. Isaías vio todo esto y anun­ció que Asiria era la vara del juicio que Dios utilizaba para castigar a su pueblo ingrato y rebelde. Ante la incompetencia de los reyes de Judá el profeta tuvo la revelación que Dios iba a mandar un rey de la línea de David quien sería el Salvador del pueblo.


B. Énfasis:

Hay esperanza a pesar de las dificultades políticas, Isaías 9:1-7.

El terri­torio alrededor del mar de Galilea había caído en manos de los asirios en su avance hacia el sur. El profeta anuncia que Dios va a enviar a un rey incom­parable para librar a su pueblo. Será de la línea de David, el más competente administrador desde los días de aquel rey, gobernará el territorio más grande que el que Israel había conocido.


El pueblo será juzgado y castigado por su pecado y por no seguir a Dios, Isaías 9:8 a 10:4.

El juicio de Dios cayó primeramente sobre Israel del norte por su desobediencia. A pesar de su sufrimiento el pueblo no se convirtió a Dios. Sus propios líderes les engañaron y para el pueblo y los líderes sería horrible la ira de Dios. Dos veces se repite la frase: “A pesar de todo esto, no ha cesado su furor, y su mano todavía está extendida.'’ Ante semejante casti­go la gloria humana no sirve para nada.


Asiria será castigada, Isaías 10:5-19.

Como superpotencia Asiria creía que con su fuerza e inteligencia podría conquistar al mundo mediterráneo, pero el profeta anuncia que es la vara que Dios emplea para castigar a su pueblo rebelde y es Dios quien les mueve en su campaña hacia el mar Medi­terráneo. Al terminar con el propósito divino. Dios va a enviar debilidad y fra­caso sobre ese ejército que pretende ser invencible.


El remanente y la era mesiánica, Isaías 10:20 a 11:16.

Después de la con­ quista de la nación, el profeta vio que Dios continuaría su obra por medio de un remanente. La guerra sería terrible y la destrucción completa, pero después la carga pesada sería levantada de Judá. Una vez más Dios anuncia la llegada de un rey de la familia de David. Este gobernará no con criterio humano sino con sabiduría sobrehumana. Con él comenzará una época de paz y armonía desconocida en la historia. La tierra será llena del conocimiento de Dios.


Acción de gracias a Dios por la liberación de su pueblo, Isaías 12:1-6.

Esta porción del libro de Isaías termina con dos canciones alabando a Dios por su salvación, cada una empieza con “en aquel día”. Una es una canción al pozo que representa las fuentes de salvación. El agua es un elemento tan esen­cial para la vida que no nos extraña que es figura de salvación en toda la Biblia. También nos da el motivo de cantar Salmos: es porque Dios ha hecho cosas magníficas en la tierra.

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