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DIOS ES MI ÚNICO REFUGIO

Estudio panorámico del contexto

A. Fondo histórico:

La idea de Dios como refugio es muy antigua en la Biblia. Viviendo en un sitio inhóspito, la necesidad de tener un refugio era primaria para la supervi­vencia. En Deuteronomio encontramos la gran afirmación sustentadora que ha dado esperanza tanto a judíos como a cristianos por siglos: “El eterno Dios es tu refugio, y abajo están los brazos eternos" (33:27). Aquí se mezcla la idea de refugio, fortaleza o fuerza, y la protección más íntima, un cuidado personal y continuo, “los brazos eternos".


Uno de los nombres usado para Dios es “mi refugio", denotando la idea de un sitio donde la persona podría buscar protección de una tormenta, o escon­derse de un peligro. En esta forma uno ve a Dios como protector, defensor de sus seguidores. Frecuentemente se combinaba la palabra para refugio como protector o fuerza, como en el Salmo 59:17: “Fortaleza mía. a ti cantaré sal­mos; porque Dios es mi alto refugio, el Dios que tiene misericordia de mí.” 


Especialmente en tiempos de peligro, ya fuera nacional o personal, la idea de tener un refugio era necesario para protegerse del peligro. Esta idea llegó a ser aún más significativa al pensar en el templo, en la presencia de Dios como el santuario.


El uso de la palabra “refugio" o “amparo” siempre se encuentra en el con­ texto de un peligro inminente. Por ejemplo, el Salmo 46 probablemente surgió de la crisis creada cuando fue sitiada Jerusalén por Senaquerib en el año 701 a. de J.C. Él se jactaba del terrible fin que esperaba a los habitantes de la ciu­dad. Ezequías oraba a Dios que salvara a la cuidad, y Dios contestó: “No entrará en esta ciudad. ...pues defenderé esta ciudad para salvarla…” (Isa. 37:34,35) . Y aquella misma noche el ángel del Señor mató a 185.000 de los asirios, salvando la ciudad y sus habitantes. Por eso el Salmista dice sentidamente: "Dios es nuestro amparo (refugio) y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones” (Sal. 46:1).


B. Enfasis:

En el Salmo 9:1-14 el Salmista alaba a Dios por su justicia. Tal atributo de Dios hace que David tome la determinación de contar a otros sus alabanzas.


El Salmo 24 refleja la importancia de la obediencia de aquellos quienes desean “subir al monte del Señor”. Estar en su presencia da la seguridad que se necesita para continuar una relación personal con Dios a pesar de las adver­sidades.


El Salmo 62 hace recordar las ciudades de refugio y en él el Salmista declara tres cosas acerca de Dios:

1. Es mi roca

2. Es mi salvación

3. Es mi refugio.


En los Salmos 70 y 71 la palabra clave es librar. En sus diferentes formas el escritor pide la liberación de los peligros que le rodean.

El Salmo 90 enfatiza la fidelidad constante de Dios "por todas las edades”.

Encontrar este refugio da sentido de gran seguridad.


El Salmo 94 vuelve a retomar el tema de la justicia divina y asegura que Dios responderá al que clama reconociendo que Dios es refugio, amparo y sal­vación. y todo esto está relacionado con su gran misericordia.

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