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DIOS ES MI PROTECTOR

Estudio panorámico del contexto

A. Fondo histórico:

Uno de los temas del salterio es el del viajero, especialmente el viajero que iba camino a Jerusalén, al templo, para adorar a Dios. Para ciertas celebracio­nes como la Pascua, Pentecostés. Tabernáculos, Año Nuevo, los judíos venían en largas peregrinaciones para llegar a Jerusalén y tener el privilegio de cele­brar cultos en el templo. En estas caminatas enfrentaban muchos peligros en el camino, y su mayor seguridad era la protección constante de Dios.


Los salmos de confianza son salmos de profundas experiencias con Dios en distintas situaciones. Estas experiencias fueron vividas en momentos de crisis que ya han pasado, y los salmistas han podido reflexionar sobre ellas y llegar a la plena confianza de que nada o nadie puede separarlos del amor y la protección constante del Señor. Este es el motivo por el cual celebran su pre­sencia y comparten su confianza con otros.


Los salmos escogidos para el contexto de este estudio demuestran la con­fianza de los salmistas en distintas situaciones, en cada una de las cuales Dios es confiable para salvarlos. El Salmo 3 es un salmo matutino, uno puede dor­mir confiadamente y levantarse con la misma confianza cuando tiene a Dios como su escudo.


Imaginemos un cuadro donde está el Salmista frente a un grupo de enemi­gos armados dispuestos a atacarle, pero él, cubierto con un gran escudo que protege todo su cuerpo y que es sostenido por Dios, confía en que saldría victorioso en esa confrontación. 


El Salmo 20 es una oración por el rey y la victoria en batalla porque mien­tras que otros confían en carros de guerra o en caballos, los judíos confían en "Jehovah nuestro Dios” (v. 7). El Salmo 108 también pide la protección del Señor frente a los enemigos. El Salmo 31 es de confianza que relata distintas situaciones y condiciones en la vida donde el Salmista pudo experimentar la bendición del Señor. Experiencias como “soy el hazmerreír de mis enemigos”, "soy como un jarro hecho pedazos” son comunes entre personas de todas par­tes y de todas las condiciones.


B. Énfasis:

El Salmo 121 es un salmo muy semejante al 91. También habla de un via­je, y de la protección de Dios en todo momento en este viaje. Termina con la hermosa expresión de confianza: “Jehovah guardará tu salida y tu entrada, desde ahora y para siempre” (v. 8). Es el segundo de los “cantos de ascenso gradual” (Sal. 120 a 134), conocidos así porque eran los salmos que cantaban los peregrinos que “subían" a Jerusalén para celebrar las grandes fiestas man­dadas por el Señor.


El salmista afirma que Dios es confiable en el largo y peligroso viaje a Jerusalén, y en cualquier otro viaje que podría hacerse. Alguien ha dicho que habla de la fe que nos sostiene en los viajes de la vida, y del viaje o peregri­nación que es la vida misma. El salmista expone el lema de este Salmo en los primeros dos versículos y lo desarrolla en el resto. Su ayuda viene del Señor, de esto está convencido.


Los versículos 3-8 explican por qué el escritor dice que Dios es su ayuda Su ayuda viene de un Dios que nunca duerme, su protección es constante: de un Dios que le cuida y protege de todo impedimento en el viaje. Le protegerá de los efectos del sol y de la luna. Le protegerá de todo peligro, salvará su vida. 


Las imágenes usadas tanto para el peligro como para la protección de Dios son simbólicas como las que vamos a ver en el salmo 91 que estudiaremos a continuación. Dan aliento al lector o al oyente porque el/ella también puede andar confiadamente en su situación específica, y porque puede afirmar confiadamente: “El Señor es mi ayuda”.

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