Estudio panorámico del contexto

A. FONDO HISTÓRICO:

Israel todavía no podrá ver que Dios estaba obrando a través de los acon­tecimientos históricos, para sacarles del cautiverio. Habían pasado muchos años en Babilonia y ahora que oyen del progreso de Ciro en su camino de con­ quista por las naciones, el pueblo de Dios piensa que su situación no cambiará en nada excepto en quien será su amo. A su alrededor la gente está haciendo nuevos ídolos y poniendo su confianza en ellos. El pueblo de Babilonia se tambalea de miedo, y el pueblo de Dios con ellos.

Como siervo de Dios el pueblo representa a una persona sorda y ciega.

Dios les ha enviado a los profetas con su mensaje, pero no han guardado nada de lo que han visto o han oído. Han hecho caso omiso de la voluntad de Dios y de sus mandamientos.

Dios anuncia a su pueblo que Ciro el Grande, de Persia, era solamente su instrumento para conquistar a Babilonia y librar así a los judíos y a otros pue­blos cautivos. Es sorprendente la afirmación de Dios, llamándole a Ciro “mi pastor” (44:28) y dirigiéndose a él como “su ungido” para sojuzgar a las nacio­nes (45:1). Además, dice Dios que Ciro va a ser su instrumento para la restau­ración de la tierra prometida, que va a mandarles y ayudarles a reconstruir su ciudad y el templo. No hay que considerar a Ciro como el Mesías del Señor, sino como su instrumento efectivo parir librar ahora a su pueblo. Ciro conquis­tó a Babilonia en 539 a. de J.C.

B. ENFASIS:

El primer poema del siervo.En el capítulo 42 aparece el primero de los cua­tro “poemas del Siervo del Señor” (42:1-4) que hay en el libro de Isaías (42:1- 9). Dios ha escogido a su siervo para establecer justicia en la tierra (se men­ciona tres veces en el poema) y llevar la enseñanza de Dios a otros pueblos.

El pueblo de Dios es ciego, Isaías 42:10-25.

Israel no fue capaz de aceptar un llamamiento tan importante y por eso sufrió el castigo. Podía oír y ver, pero no quiso hacerlo; a pesar de esta rebelión sigue como el siervo escogido de Dios.

Dios es el formado r y el Salvador de. Israel, Isaías 43:1-13.

Esta es una porción de gran consuelo: Dios está con su pueblo en los momentos difíciles.

El es el único Dios verdadero. Redime a su pueblo de todo peligro.

El camino en el desierto, Isaías 43:14 a 44:8.

Después de la caída de Babi­lonia bajo el poder de Ciro, Dios haría algo nuevo en un mundo viejo: un segundo éxodo para su pueblo. Lo hace porque el ha borrado los pecados del pueblo y los ha redimido para darles vida nueva. En 44:6-8 Dios se identifica como "Yo soy el primero y el último, y fuera de mí no hay Dios". No deben temer porque Dios les afirma “Lo que hago, ¿quién lo deshará?

Jehovah, digno de ser adorado, Isaías 44:9 a 45:25.

El profeta se burla de los ídolos. Son trozos de madera, de la misma madera que se emplea para cocinar la comida. Jehovah el redentor es capaz de levantar de nuevo el tem­plo y de reconstruir la ciudad de Jerusalén Jehovah va a utilizar a quien no le adora, Ciro, emperador de Persia, como instrumento para salvar a su pueblo.

El que creó la tierra y los cielos no lo hizo en vano. Extiende una invitación a todas las naciones para ser salvas por su gran amor (45:22, 23). Sólo hay que “mirar” a Dios y recibir la salvación que solamente el puede dar.