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GRACIAS A DIOS POR SU ETERNA MISERICORDIA

Estudio panorámico del contexto

A. Fondo histórico:


Uno de los temas recurrentes en todo el Antiguo Testamento es el amor fiel de Dios (heb. hesed). Este concepto es la base de la renovación del pacto que encontramos en Exodo 34:6. 7. El cumplimiento del primer pacto dependía de a capacidad de Israel para guardarlo. Ellos no pudieron hacerlo, entonces Dios estableció un nuevo pacto basándolo en su propio carácter como funda­ mento para su cumplimiento. La característica central del carácter de Dios es su amor fiel. No hay una palabra precisa en castellano para traducir hesed y asi lo encontramos descrito de distintas maneras: amor fiel, amor leal, amor fidelidad. amor eterno, amor sempiterno, misericordia, bondad, afecto. Proba­blemente amor leal es la mejor expresión de esta palabra que refleja esta caracteristica de Dios. Dios trata a su pueblo con amor leal, y espera que ellos le respondan en la misma manera, y traten a los demás con esta misma clase de amor.


B. Enfasis:


Encontramos muchísimas referencias al amor fiel de Dios en el salterio.

Limitaremos nuestra discusión de este concepto a los salmos escogidos como contexto para este estudio.


El Salmo 25 es una oración pidiendo la dirección de Dios. El Salmista intercala un sentido de necesidad de perdón por los pecados cometidos con las peticiones de perdón. Los versículos 6 y 7 muestran su dependencia del amor fiel o la "misericordia” del Señor. Enfatiza que este amor es perpetuo, siempre lo ha manifestado y es abundante. La siguiente estrofa (vv. 8-10)

combina los aspectos morales con su amor leal. Dios es bueno y justo... co­rrige, guía... los instruye en la justicia (25:8, 9). El amor leal de Dios se ve en su instrucción, en su corrección. El versículo 10 dice que Dios siempre pro­cede con amor y fidelidad, “para los que guardan su pacto y sus testimonios'.

El “amor leal" de Dios actuando en su seguidor produce en éste “amor leal" para vivir con gratitud y obediencia a sus mandatos.


En el salmo 86 encontramos varios versículos donde se usa la palabra “amor leal", afirmando la manera en que Dios actúa con amor con los que le invocan. El Salmista dice que este amor hacia él es tan grande que le ha libra­do de caer en el sepulcro (86:13b). En la oración final (86:14-17) pide la ayuda y dirección de Dios, afirmando otra vez que Dios es todo amor, es amor leal, es misericordioso.


El Salmo 118 demuestra cómo en la liturgia resaltaba vez tras vez este con­cepto. el más importante para Israel, el amor del Señor es eterno y que su mi­sericordia es para siempre.


El Salmo 136 es un canto litúrgico, llamado por los judíos el “gran Halel". o la “gran aclamación". Es un himno que les ayudaba a recordar cómo Dios había creado el mundo, había salvado a su pueblo de la esclavitud y les había llevado a su tierra para una herencia especial. En los momentos de abatimien­ to y necesidad les había librado de sus enemigos, y reconoce que es él quien da comida a todos. Intercalando cada frase que relata estas grandes verdades, 26 veces se repite “porque su amor es eterno" o “porque para siempre es su misericordia”. Sin duda en el uso litúrgico de este gran Salmo, y su afirmación repetida de la causa detrás de cada acto mencionado, el “amor fiel" de Dios, los judíos tenían que haber sido convencidos de que así es Dios, así actúa, así bendice.

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