Este tiempo de oración fue un espacio hermoso donde se elevó un clamor por cada uno de los continentes y sus conflictos, pidiendo por la humanidad en general y porque el amor de Dios llegue a cada una de las personas que aún no le conocen.

Pedimos por cada uno de los misioneros que cumplen con la gran comisión, llevando palabra y el mensaje de buenas nuevas que nos dejó nuestro padre celestial. Que el Señor los bendiga grandemente y los siga llenando de mucha sabiduría y protección para que puedan seguir expandiendo el reino de Dios.