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183. Gracia Admirable

Oh Gracia admirable, ¡dulce es! ¡Que a mí, pecador, salvó!
Perdido estaba yo, mas vine a sus pies; fui ciego, visión me dio.
II
La Gracia me enseñó a temer; del miedo libre fui.
¡Cuán bella esa Gracia fue en mí ser, la hora en que creí!
III
Peligro, lucha y tentación, por fin los logré pasar;
la Gracia me libró de perdición, y me llevará al hogar.
IV
Después de años mil de estar allí, en luz como la del sol:
podremos cantar por tiempo sin fin las Glorias del señor. Amén.

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