De mi tristeza y esclavitud, vengo, Jesús, vengo, Jesús. A tu alegría y tu virtud, vengo, Jesús, a ti. De mi pobreza y enfermedad, a tu salud y rica bondad; a tu presencia, de mi maldad, vengo, Jesús, a ti.
II
De mi flaqueza y falta de luz, vengo, Jesús, vengo, Jesús. Al eminente bien de tu cruz, vengo, Jesús, a ti. Del sufrimiento que es terrenal, a ti mi médico celestial; para ser libre de todo mal, vengo, Jesús, a ti.
III
De mi soberbia y ansiedad, vengo, Jesús, vengo, Jesús. Para morar en tu voluntad, vengo, Jesús, a ti. De mi tristeza a tu Gran Amor, a lo del cielo consolador; para por siempre darte loor, vengo, Jesús, a ti.
IV
De ese terror que la tumba da, vengo, Jesús, vengo, Jesús. A la brillante luz de tu hogar, vengo, Jesús, a ti. De la indecible profundidad, a tu redil de tranquilidad; a ver tu faz por la eternidad, vengo, Jesús, a ti.