Mis ojos a los montes al redor levantaré; ¿De dónde, pues, socorro Salvador alcanzaré? De Dios, el cual mi ayuda preparó; de Dios, quien cielos, tierra y mar formó.
II
Con El tu pie no puede resbalar: te sostendrá. El que te vela siempre sin cesar te guardará.
No duerme Dios; El te protege fiel; así guardó al pueblo de Israel.
III
En Jehová, tu eterno guardador, sombra hallarás; de todo mal Jehová tu defensor te amparará. El sol de día mal no te ha de hacer, ni mal la luna en su anochecer.
IV
A tu alma Dios, tu Rey, preservará de todo mal; tu entrada y tu salida guardará El eternal. El a quien adoramos en verdad nos guardará por toda eternidad.