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301. Por Veredas Extraviadas Mal Hallé

Por veredas extraviadas, ¡Dulce Salvador! Mi alma, en busca de reposo, encontró dolor.
II
Sólo en mi poder confiado, la verdad busqué, y tan sólo error y fraude por mi mal hallé.
III
Tengo sed de vida eterna, quiero en ti beber; lejos yo de tu presencia voy a perecer.
IV
A los pies de Jesucristo yo postrado estoy; habla, Oh Señor, a mi alma, que tu siervo soy. Amén.

somos una iglesia familiar

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