¡Oh amor, profundo, inmenso amor! De gozo llena el corazón que el Dios eterno, en su bondad, tomara forma corporal.
II
Fue bautizado y soportó intenso ayuno y dolor; el por nosotros afrontó la mas aguda tentación.
III
Fue por nosotros su oración y su enseñanza su labor: Jamás buscó su propio bien; se hizo siervo, siendo Rey.
IV
El por nosotros padeció blasfemias, burlas y dolor; y para darnos vida y luz halló la muerte en una cruz.
V
Mas en su triunfo el nuestro está, y junto al Padre, nuestro hogar; nos da su Espíritu, y en El hallamos gozo, paz, poder.