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DIOS ACUSA A SU PUEBLO

Estudio panorámico del contexto

A. Fondo histórico:

El profeta Isaías vivía en Jerusalén. Era una persona muy culta; tal vez fue primo del rey Ezequías. Alrededor de 740 años a. de J.C., Dios le llamó a ser profeta por medio de una experiencia conmovedora durante un momento de adoración personal en el templo. Le tocó vivir durante una época de crisis re­currentes en la historia de Israel. Asiria apareció sobre el escenario del Medio Oriente como superpotencia. Conquistó a todos sus vecinos y el momento para el pueblo de Dios de Israel llegó cuando destruyó a Samaría y avanzó para tomar a Jerusalén.

Los primeros cinco capítulos de Isaías forman la introducción. El profeta pinta un cuadro con palabras muy descriptivas que muestra al pueblo desobe­diente a Dios en contraste con el pueblo ideal que Dios esperaba. Estos capí­tulos proceden de los primeros ocho años del ministerio de Isaías.


B. Énfasis:

El Padre de corazón quebrantado, Isaías 1:1-31.

Como los hijos rebeldes, el pueblo de Dios fue motivo de mucha tristeza para su Padre. El les castigó sin resultado y finalmente les llamó a dejar de hacer lo malo y a aprender a hacer lo bueno. Este capítulo es el prólogo al libro de Isaías y describe cómo Dios ha hecho todo lo posible a favor de su pueblo sin resultado. Aquí se señala cómo Dios no desea una religión de ritual y ceremonia sino de arrepen­timiento y servicio a él y al prójimo. Al terminar este capítulo se anuncia que Dios va a enviar el fuego purificador sobre Jerusalén por su rebeldía.


La maravillosa paz universal, Isaías 2:1-5.

Igual que Miqueas 4:1 -5, Isaías reflexiona sobre el día futuro cuando las naciones vendrán a Jerusalén a bus­ car la palabra de Dios. Un mundo sin guerra es una visión todavía no lograda.

Al ver la nobleza y la honradez de los hebreos los pueblos del mundo irán a Jerusalén para aprender una mejor manera de resolver sus problemas y aprender a vivir en los caminos de Dios.


El “Día de Jehovah", Isaías 2:6-22.

El profeta proclama que “El Día de Jehovah" vendrá sobre todo orgullo y toda altivez humana y que sólo Dios será engrandecido en aquel día. Sólo Dios es digno de toda alabanza. Los te­ soros materiales no sirven para nada ante el juicio de Dios.


Anarquía v la caída del pueblo, Isaías 3:1 a 4:1.

Jerusalén está arruinada por la falta de dirigentes competentes y por los que oprimen a los pobres. No hay líderes dignos para el pueblo. El profeta condena a las mujeres por su orgullo y el hecho de emplear dinero sacado de los pobres para comprar sus adornos.


El futuro glorioso del pueblo, Isaías 4:2-6.

Es otro retrato del futuro glo­rioso de Jerusalén y una profecía de cómo la gente de todas partes llegará a la ciudad santa para adorar a Dios.


Oráculos de Juicio. Isaías 5:1-25.

Con una parábola magistral el profeta describe cómo Dios ha hecho todo lo posible para salvar a su pueblo. Pero ahora por su desobediencia sufrirá las consecuencias de su pecado. Isaías

pro­nunció “ayes” sobre pecados específicos. Es importante estudiar esta lista de pecados. El pueblo tiene sus valores morales invertidos. Son los pecados del humanismo cuando el ser humano cree que sabe todo y no importa lo que hace.

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