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DIOS ES MI PASTOR

Estudio panorámico del contexto

A. Fondo histórico:


Los Salmos que estudiaremos en estos próximos cuatro estudios están en­tre los más significativos del salterio. Son los Salmos de confianza. Cierta­ mente el interés primario de los salmistas era exaltar el sentido del poder cer­cano y salvífico de Dios. El lenguaje que antes se centraba en la alabanza a Dios en el templo, ahora es ensanchado para incluir las experiencias diarias de la comunidad. Así. por ejemplo, tenemos el muy amado Salmo 23 que habla del cuidado de Jehovah como un pastor que cuida de sus ovejas.


Estos Salmos demuestran más reflexión que los Salmos de gratitud que ya hemos estudiado. No se quedan tratando acerca de una situación específica cercana. El dolor y la angustia que los salmistas experimentaron en un mo­mento dado ya no era tan palpable. El paso del tiempo les había dado más oportunidad para reflexionar en cuanto al socorro de Dios en aquellas situa­ciones y se aplican en forma más global a la vida: Jehovah es totalmente confiable frente a cualquier amenaza. Sin una experiencia de profunda protec­ción y salvación ¿cómo podrían expresar tan sentidas expresiones de confian­za que han dado valor a creyentes de todas las naciones y todas las edades?


El Salmo 23 es probablemente el más amado de todos los salmos. Ilustra la profunda confianza que un rebaño de ovejas tiene en su pastor. Es una figu­ra que habla de la confianza que el creyente puede tener en el gran Pastor de Israel. Dios mismo. Israel era un pueblo pastoril, y entendía muy bien el sig­nificado de la relación de un pastor con su rebaño. Habían usado estas imá­genes de relación frecuentemente en su historia (ver Núm. 27:17; Isa. 40:11; Eze. 34:23; Miq. 7:14; Zac. 10:2). Jesús también usó la figura del pastor, aplicándose a sí mismo el título de “buen pastor”, especialmente en Juan 10 y Mateo 9:36. Los primeros creyentes también usaban este concepto de Dios.


B. Énfasis:


El Salmo 16 es un hermoso ejemplo de los salmos de confianza. Enseña que la confianza no es solamente en el cuidado de Dios en un momento dado, sino que forma la estructura misma de la vida abierta a la presencia, protec­ción y guía del Señor. Empieza con una breve oración y afirmación de la de­pendencia del Salmista en Dios como su refugio. Se acuerda de una situación cuando hacía falta gran confianza en él. “Para mí no hay bien aparte de ti."

Los versículos 5 y 6 dan varios temas de la confianza que el Salmista siente en el Señor: él es su herencia, sustenta su destino. Seguramente recuerda que la heredad de los judíos venía de Dios. Él les había guiado hasta la tierra pro­metida. les había entregado la tierra a sus antepasados, y ahora él goza de la herencia tan hermosa que tiene.


La respuesta del Salmista de bendecirle, de alabarle, es porque Dios le aconseja siempre. Su certeza de que ha sido instruido por Dios le corrige tam­bién. Está convencido de que el Señor está con él continuamente, y le sostiene.

La mano derecha simboliza el poder de Dios.


Los versículos 9-1 I dan el resultado de esta maravillosa relación con el Señor. Hay alegría y descanso, y confianza en el cuidado del Señor, dándole una vida larga y bendecida. Lo más importante en estos últimos versículos es la confianza del Salmista en su vida con el Señor, plenitud de gozo, delicias para siempre junto a Dios. Estar a la diestra del Señor significa estar en el sitio que él tiene reservado para los fieles. Por eso el Salmista puede decir: “En tu presencia hay plenitud de gozo.”


En los salmos que forman el contexto de este estudio, también el Salmista expresa su confianza en Dios quien le ama y es fiel en lo que ha prometido.

La fidelidad de Dios es constante, él nunca deja de cumplir sus promesas.

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