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LA RELIGIÓN VERDADERA

Estudio panorámico del contexto

A. FONDO HISTÓRICO:

Los capítulos 56-59 reflejan las condiciones sociales y religiosas que exis­tían en la tierra de Israel después del regreso del primer grupo de cautivos de Babilonia. (Ver los libros de Esdras y Nehemías). Estos capítulos de Isaías describen las condiciones que existían en Jerusalén entre los años 530 a 520 a. de J.C.


Al llegar a su tierra no fueron tan llenos de bendición como el pueblo esperaba. Encontraron la ciudad y el templo todavía en ruinas; la tierra estaba habitada por un pueblo que no era ni judío ni gentil; las autoridades persas no estaban dispuestas a cederles autoridad para que ellos gobernaran en su propia tierra, y les obligaron a pagar impuestos a Persia. Era muy difícil cultivar la tierra que había sido abandonada por tanto tiempo.

Hasta dudaban del amor de Dios y pensaban que tal vez sería mejor volver a Babilonia. Continuaban las prácticas religiosas, pero como ceremonias sin significado. Estos capítulos de Isaías nos demuestran lo difícil que sería la ta­rea de animar a un pueblo tan desanimado.


B. ENFASIS:

La fidelidad de Dios con los que no son miembros de la comunidad, Isaías56.

En este capítulo aparece el texto que Jesús citó en Mateo 21:13: “...mi casa será llamada casa de oración”. Los eunucos que regresaron con el pueblo tam­bién querían servir al Señor, pero los judíos, seguramente utilizando Deuteronomio 23:1-8, no quisieron permitir personas mutiladas en los cultos. Isaías dice que todos pueden adorar y servir a Dios.


A los líderes les falta visión y fidelidad, Isaías 57.

Aun antes de comenzar este capítulo el profeta advierte que los profetas falsos son como perros que no pueden ladrar, y los dirigentes políticos son ignorantes borrachos que no saben qué hacer. El problema es el adulterio y el culto casi pagano que ellos practicaban. En lugar de elevar la moralidad de la sociedad en que se hallaron, habían caído en los mismos pecados hasta llegar a descubrir que la idolatría no puede salvarles. Pero a pesar de esa maldad Dios todavía tiene paciencia con su creación y está dispuesto a recibirles en arrepentimiento. Nos enseña que Dios mora no solamente en la eternidad sino también con el humilde de espíritu (v. 15). El capítulo da mucho consuelo en un mundo de orgullo y des­ leales maniobras políticas.

La condenación de un culto indigno, Isaías 58. Con una voz estruendosa

se le señalan a Israel sus profundos fracasos en lo relacionado con las prácti­cas formalistas de la adoración.


Un llamado al arrepentimiento nacional, Isaías 59.

Este capítulo describe casi como ningún otro en la Biblia los efectos del pecado en los w . 9-15.

Nuestros pecados forman una muralla entre nosotros y Dios; él no puede res­ponder a nuestras oraciones hasta que confesamos nuestro pecado y pedimos perdón. Dios no abandona a su pueblo; el Redentor vendrá a Sion. Pero pri­mero el pueblo tiene que arrepentirse y buscar a Dios.

somos una iglesia familiar

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